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Vi al Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, colocando sus dos dedos mientras la leía.
Vi al Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, colocando sus dos dedos mientras la leía.
De Abu Yunis Salim Ibn Yubair, esclavo de Abu Huraira, que Al-lah esté complacido con él, que dijo: Oí a Abu Huraira recitando esta aleya: “Ciertamente, Al-lah os ordena restituir a sus dueños todo lo que os fue encomendado…”, hasta su final “Al-lah en verdad todo lo oye, todo lo ve” [Corán, 4:58]. Dijo: “Vi al Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, colocar su dedo pulgar sobre su oído y el dedo que le sigue sobre su ojo”. Dijo Abu Huraira: “Vi al Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, colocando sus dos dedos mientras la leía”.
[Hadiz auténtico (sahih)] [Registrado por Abu-Dawud]
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Abu Huraira, que Al-lah esté complacido con él, solía recitar esta aleya: “Ciertamente, Al-lah os ordena restituir a sus dueños todo lo que os fue encomendado…”, hasta su final “Al-lah en verdad todo lo oye, todo lo ve” [Corán, 4:58], y dice que vio al Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz, colocar su dedo pulgar sobre su oído y el dedo índice sobre su ojo mientras recitaba dicha aleya, para reafirmar el sentido del oído y de la vista de Al-lah el Altísimo, y para evitar que los manipuladores lo interpreten en otro sentido. En esto no hay comparación con las criaturas de Al-lah, ya que el Altísimo dice en su Libro: “nada hay que se asemeje a Él, y sólo Él todo lo oye, todo lo ve” [Corán, 42:11]. Por lo tanto, la fe en los textos implica creer en todo lo que se ha citado.