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1- No había nadie más amado por ellos (los Compañeros) que el Mensajero de Al-láh (que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él). Sin embargo, no se levantaban cuando lo veían, pues sabían que eso le disgustaba.
2- Por cierto que la mujer esclava de la ciudad solía tomar la mano del profeta –la paz y las bendiciones sean con él- e iba con él a donde necesitaba.
3- Si me invitan a comer una pata de animal o el brazuelo igual asistiría.
4- Verdaderamente, Al-lah me ha hecho un siervo noble y generoso y no me ha hecho terco ni soberbio.