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Ciertamente Al-lah dijo: quien se enemiste con un siervo cercano a mí, le declararé la guerra. No hay mejor obra con la que el siervo se me pueda acercar que la que le he mandado. Mi siervo seguirá acercándose más aún a mí por medio de las obras supererogatorias hasta que llegue a amarlo.
Ciertamente Al-lah dijo: quien se enemiste con un siervo cercano a mí, le declararé la guerra. No hay mejor obra con la que el siervo se me pueda acercar que la que le he mandado. Mi siervo seguirá acercándose más aún a mí por medio de las obras supererogatorias hasta que llegue a amarlo.
Narró Abu Huraira, que Al-lah esté complacido con él, que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Ciertamente Al-lah dijo: quien se enemiste con un siervo cercano a mí, le declararé la guerra. No hay mejor obra con la que el siervo se me pueda acercar que la que le he mandado. Mi siervo seguirá acercándose más aún a mí por medio de las obras supererogatorias hasta que llegue a amarlo. Si lo amo, me convierto en su oído con el que oye, su vista con la que ve, sus manos con las que siente y sus pies con los que camina. Si me pide algo, se lo otorgo, y si me suplica protección, se la doy. No he dudado tanto de algo que vaya a hacer como de llevarme la vida de un siervo fiel. Él odia la muerte y Yo odio infringirle daño alguno”.
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Cuando el Todopoderoso dice: “quien se enemiste con un siervo cercano a mí, le declararé la guerra”, significa quien infrinja un daño a un siervo justo y fiel de Al-lah, esto es, el creyente que Lo teme y cumple la ley del Todopoderoso, enemistándose con él, Al-lah le declara la guerra, ya que esa persona se está enemistando con un fiel suyo. Cuando dice “no hay mejor obra con la que el siervo se me pueda acercar que la que le he mandado. Mi siervo seguirá acercándose más aún a mí por medio de las obras supererogatorias hasta que llegue a amarlo”: como complemento del fragmento anterior, aquí describe aquellos fieles Suyos, con los que está prohibido enemistarse, y es obligatorio seguirlos. Cita el modo por el que el fiel puede acercarse a Él, ya que la enemistad con Al-lah es la lejanía de Él. Los fieles preferidos por Al-lah son aquellos que se acercan a Él con las buenas obras. Mientras que sus enemigos son aquellos que se alejan de Él mediante las obras que Él prohíbe. Los fieles cercanos a Al-lah los ha dividido en dos grupos: el primero es el que se acerca a Él por medio de las obras obligatorias, comprendiendo cumplir con los deberes y evitar los pecados. El segundo es el que se acerca a Al-lah, además de las obras obligatorias, con las obras supererogatorias. Si el fiel es constante en estas obras voluntarias además de las obligatorias, terminará por alcanzar el amor de Al-lah. Luego dice: “Si lo amo, me convierto en su oído con el que oye, su vista con la que ve, sus manos con las que siente y sus pies con los que camina”. El significado de esto es que quien se acerca a Al-lah con las obras obligatorias y las voluntarias, Al-lah le otorgará la excelencia en estos cuatro sentidos. En el oído, de modo que no oye más que lo que agrada a Al-lah. También en la vista, de modo que no ve más que lo que agrada a Al-lah, y así con el tacto de las manos, no tocará más que lo que agrade a Al-lah, y con los pies sobre los que camina, que no le llevarán más que a un lugar de bien. Éste es el sentido de “me convierto en su oído con el que oye, su vista con la que ve, sus manos con las que siente y sus pies con los que camina”. No hay por lo tanto en esto ninguna prueba para aquellos que dice que Al-lah se reencarna en sus siervos cuando dicen: “Ciertamente Al-lah ha tomado el cuerpo del siervo y se ha reencarnado en él”. Al-lah Todopoderoso está muy por encima de estas habladurías. Esa afirmación es una incredulidad manifiesta, que Al-lah nos asista, de la que tanto Al-lah como su Mensajero son inocentes. Cuando dice: “Si me pide algo, se lo otorgo, y si me suplica protección, se la doy” significa que el fiel cercano a Al-lah, dado el importante lugar que ocupa para Él, si pide se le otorga que aquello que haya suplicado, al tiempo que Al-lah lo protegerá cuando se lo implore. Cuando dice: “No he dudado tanto de algo que vaya a hacer como de llevarme la vida de un siervo fiel. Él odia la muerte y Yo odio infringirle daño alguno”, significa que Al-lah a decretado la muerte para todas sus criaturas al decir en su Libro “Todo ser humano probará la muerte” [Corán, 3:185]. La muerte se da cuando el alma abandona el cuerpo, pero esto no se da sino después de un gran dolor. Dada la crudeza de la muerte, de la que no hay escapatoria, pero dado también el hecho de que Al-lah odia afligir un daño a sus fieles cercanos, se le puede calificar aquí de “duda” (taradud) en favor del creyente. El Sheij Ibn Baz, que Al-lah lo cubra de con su misericordia, dijo que la duda (taradud en árabe) es una descripción aplicable al Todopoderoso que solo Él conoce su modo, puesto que no es como cuando los humanos dudan. Esta duda de Al-lah no se asemeja en nada a la duda de sus criaturas. Es un atributo que le corresponde solamente a Él como le corresponden el resto de Sus atributos, Majestuoso y Excelso.