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Déjalos, pues me los puse después de haber realizado la ablución
Déjalos, pues me los puse después de haber realizado la ablución
Al Mughira —que Al-lah esté complacido con él— narró: «Estaba de viaje con el Profeta —la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él— y cuando me agaché para quitarle sus calcetines de cuero ("juff"), me dijo: "Déjalos, pues me los puse después de haber realizado la ablución"; y pasó la mano húmeda sobre ellos».
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El Profeta —la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él— se hallaba en uno de sus viajes y se dispuso a hacer la ablución. Cuando tenía que lavarse los pies, Al Mughira Ibn Shu'ba —que Al-lah esté complacido con él— extendió los brazos para quitarle los calcetines de cuero que llevaba como calzado; pero el Profeta —la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él— le dijo que no se los quitara, pues se los había puesto en estado de pureza ritual. Entonces el Profeta —la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él— pasó la mano húmeda por ellos en vez de lavarse los pies.فوائد الحديث
La sharia permite pasar la mano húmeda («masah») por los calcetines de cuero para hacer la ablución menor. No obstante, si se necesita un baño como ablución mayor tienen que lavarse los pies.
Solo se pasa la mano húmeda una vez por la parte superior de los calcetines, no por la inferior.
Para poder pasar la mano húmeda sobre los calcetines de cuero, estos deben haberse puesto tras haber realizado una ablución completa que incluya el lavado de los pies; los calcetines deben estar libres de impurezas y tienen que cubrir obligatoriamente la parte que debe lavarse durante la ablución; solo puede realizarse en el caso de la ablución menor, no cuando se necesita un baño o ablución mayor (por estado de hadaz mayor, etc.); y tiene que efectuarse dentro del margen de tiempo que prescribe la sharia: un día y una noche para el residente y tres días con sus noches para el viajero.
Por analogía, lo que cubre el pie, como el calcetín normal, sigue la misma regla para la permisión de pasar la mano húmeda sobre él («masah»).
El hadiz muestra los buenos modales del Profeta —la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él— y su disposición para enseñar cuando impidió a Al Mughira quitarle los calcetines y le aclaró la razón: habérselos puesto en estado de pureza ritual, para que estuviera tranquilo y conociera el veredicto islámico al respecto.